PRÀCTICA
"Histôria de l'Art i professionalització"
Grau en Història de l'Art de la Universitat de València
En el marc del curs "Historia de l'Art i professionalització", els estudiants d'Història de l'Art de la UV esperen rebre les claus per a trobar un lloc, una eixida, que els permeta guanyar-se la vida una vegada que hagen conclòs la seua formació. L'equip de *labalsa13 va ser convidat al curs per a exposar la seua experiència. No obstant açò, aquesta no es corresponia amb la perspectiva més freqüent del curs.
El punt de partida de la nostra conversa va consistir a assenyalar aqueix desplaçament bàsic: nosaltres no estàvem allí per a detectar o cercar les eixides professionals que el mercat laboral els o ens ofereix (i que, per tant, de manera més o menys subtil limita: el mercat laboral presenta un camp limitat d'oportunitats laborals per a ells-historiadors de l'art), sinó perquè pensàrem entre tots en com podem usar els nostres cossos i els nostres coneixements per a inscriure'ns i incidir en la societat en la qual vivim.
En la mesura en què cadascun va ser pensant-realitzant aqueix desplaçament, ens vam adonar que la forma en la qual a nosaltres ens agradaria implicar-nos en el món en el qual vivim no l'ofereix el mercat laboral, que ni tan sols existeixen les condicions per a poder desenvolupar-la, i fins i tot que moltes opcions encara no han sigut pensades per ningú abans.
Llavors: com obrim aqueixos espais en el qual poder fer el que volem fer, més enllà de les limitacions que s'amaguen darrere de les “eixides professionals” que a priori ens ofereix la nostra formació, i fins i tot més enllà dels condicionaments socials?
Aqueixa és la pregunta bàsica que vam proposar, la pregunta que pensem i vam sostenir entre tots. Les claus per a inventar alguna resposta es van articular entorn de tres nuclis: els afectes, una determinada forma de crítica (situada o encarnada) i la idea, compartida, d'un "món comú".
En el marco del curso "Historia del Arte y profesionalización", los estudiantes de Historia del Arte de la UV esperan recibir las claves para encontrar un lugar, una salida, que les permita ganarse la vida una vez que hayan concluido su formación. El equipo de labalsa13 fue invitado al curso para exponer su experiencia. No obstante, esta no se correspondía con la perspectiva más frecuente del curso.
El punto de partida de nuestra conversación consistió en señalar ese desplazamiento básico: nosotros no estábamos allí para detectar o buscar las salidas profesionales que el mercado laboral les o nos ofrece (y que, por tanto, de modo más o menos sutil limita: el mercado laboral presenta un campo limitado de oportunidades laborales para ellos-historiadores del arte), sino para que pensáramos entre todos en cómo podemos usar nuestros cuerpos y nuestros conocimientos para inscribirnos e incidir en la sociedad en la que vivimos.
En la medida en que cada uno fue pensando-realizando ese desplazamiento, nos dimos cuenta de que la forma en la que a nosotros nos gustaría implicarnos en el mundo en el que vivimos no la ofrece el mercado laboral, que ni siquiera existen las condiciones para poder desarrollarla, e incluso que muchas opciones todavía no han sido pensadas por nadie antes.
Entonces: ¿cómo abrimos esos espacios en el que poder hacer lo que queremos hacer, más allá de las limitaciones que se esconden detrás de las “salidas profesionales” que a priori nos ofrece nuestra formación, e incluso más allá de los condicionamientos sociales?
Esa es la pregunta básica que propusimos, la pregunta que pensamos y sostuvimos entre todos. Las claves para inventar alguna respuesta se articularon en torno a tres núcleos: los afectos, una determinada forma de crítica (situada o encarnada) y la idea, compartida, de un "mundo común".
El punto de partida de nuestra conversación consistió en señalar ese desplazamiento básico: nosotros no estábamos allí para detectar o buscar las salidas profesionales que el mercado laboral les o nos ofrece (y que, por tanto, de modo más o menos sutil limita: el mercado laboral presenta un campo limitado de oportunidades laborales para ellos-historiadores del arte), sino para que pensáramos entre todos en cómo podemos usar nuestros cuerpos y nuestros conocimientos para inscribirnos e incidir en la sociedad en la que vivimos.
En la medida en que cada uno fue pensando-realizando ese desplazamiento, nos dimos cuenta de que la forma en la que a nosotros nos gustaría implicarnos en el mundo en el que vivimos no la ofrece el mercado laboral, que ni siquiera existen las condiciones para poder desarrollarla, e incluso que muchas opciones todavía no han sido pensadas por nadie antes.
Entonces: ¿cómo abrimos esos espacios en el que poder hacer lo que queremos hacer, más allá de las limitaciones que se esconden detrás de las “salidas profesionales” que a priori nos ofrece nuestra formación, e incluso más allá de los condicionamientos sociales?
Esa es la pregunta básica que propusimos, la pregunta que pensamos y sostuvimos entre todos. Las claves para inventar alguna respuesta se articularon en torno a tres núcleos: los afectos, una determinada forma de crítica (situada o encarnada) y la idea, compartida, de un "mundo común".